A los 20 años tenemos la cara que tenemos y a los 40 la que merecemos…. Las arrugas forman parte de ti.

En la estatua del cuerpo (la parte más estática, la que permanece) es el resultado de lo que hacemos durante muchos minutos, muchos días a lo largo de nuestra vida. Y mucho más en el rostro. En el rostro se muestran cantidad de emociones. Es más, la mayor parte de la información sobre las emociones se reflejan en la cara, y en el cuerpo se acompañan. Las terminaciones nerviosas neuronales intercambian mucha información a través de los nervios faciales.

¿Qué es lo que pasa cuando repetimos algo, y lo hacemos una vez, y otra, y otra, … y muchas? Pues eso, que cada vez el camino está más marcado y es más fácil. Y más huella se queda, más recuerdo en la piel, en los músculos, en las sinapsis neuronales, en nuestro comportamiento, en nuestro hábito, … en nuestro día a día.

Por eso decimos que a los 20 años tenemos la cara que tenemos, porque aún la huella no está muy marcada, y a los 40 la que merecemos. La persona que sonríe mucho tendrá la huella en la expresión de todo el tiempo que ha mantenido su sonrisa, y la persona que pase mucho tiempo con expresión de asco, tendrá posiblemente la marca de las líneas.

Las arrugas de la sonrisa se muestran en las comisuras de la boca y en las patas de gallo (si es verdadera), Las arrugas de la frente es propia de personas que a menudo están enfadadas, o se enfrentan a la vida con una visión crítica. Las arrugas a los lados de la nariz se relacionan con ítems negativos, en concreto con la emoción del asco.

La fuerza de la comunicación no verbal reside en el inconsciente. Es posible controlar algún ítem, pero muy, muy complicado controlarlo el cien por cien del tiempo. Y por lo tanto, lo que tenemos dentro lo acabamos sacando de una forma o de otra. Es la representación de nosotros. Cuando es falso, también se nota.

Analiza, si te apetece, cómo vives, cómo estás, muchos de los minutos de tus días… y ¿cómo son las huellas en tu rostro?

Feliz fin de semana.

Naara.